Inicialmente la presentación me ha llamado la atención pero luego al beberlo me ha recordado como eran los vinos, los buenos vinos, con los que solíamos comer antes cuando comíamos con vino a diario. Cuando nuestra dieta mediterránea era eso, dieta y mediterránea y todavía no estábamos mediatizados y esclavizados por los criterios del señor Parker. (Criterios más que respetables pero para el vino del domingo o de un día de fiesta...).
Hoy nuestra dieta está condicionada por nuestros horarios, por los riesgos laborales, por los controles de alcoholemia... Hemos tenido que aparcar algunos de los beneficios de antaño y pasarnos al agua o a la sin. Hemos dejado el plato de cuchara, porque ¿quién se va a poner a currar con una digestión de alubias rodeado de compañeros?, y nos hemos pasado a las ensaladas preparadas de los fast food y al sandwich, eso sí vegetales...
Pues hoy he abierto una botella de un tinto Catalán, ya sé que hoy no está muy de moda lo catalán, pero no voy a ser yo quién alimente esa hoguera, es un Penedés joven, (Elaborado con Ull de Llebre y Syrah), pero con un color rojo rubí, brillante, limpio, transparente..., me ha encantado en la fase visual. En nariz algo más parco debo decirlo, pero que puñetas los vinos se beben no se huelen, y en boca elegante, afrutado, ligero, con estructura, acidez moderada, postgusto a la altura de lo que esperaba y del plato de borraja y el arroz con verduras que hemos comido hoy. (Además hoy es fiesta en mi localidad por lo que me he permitido una comida algo más tranquila y extensa con el zumo de uva fermentado).
Os dejo la foto, la bodega elaboradora, Mont Marçal, tiene entre sus socios a Martí Escofet, gran profesional y amigo al que aprecio un montón, pero no por ello mi crítica está mediatizada. Felicidades Martí!
www.monta-marcal.com |
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