Alguien dijo “reparte tu vino y sabrá mejor”, pero el vino adquiere
mayor dignidad cuando lleva la marca de fábrica, la fatiga del hombre.
Hace unos días disfruté de una cata
en Bodegas Santa Cecilia en Madrid. Fue un evento muy numeroso, conté cerca
de 100 invitados, y es que, los protagonistas valían la pena, Paco Rodero y
Paco Casas, propietario y director técnico de Pago de Los Capellanes.
De entre todas las cosas que se dijeron me llamó
especialmente la atención un comentario de Paco Rodero. “Cuando alguien elige mi marca, de
entre las miles de opciones que hay en el mercado, yo no solo debo estarle
agradecido, sino que debo darle lo mejor que soy capaz de hacer”.
Detrás de esta frase hay una forma de entender la vida
que respeto y admiro. Significa todo lo contrario a lo que denunciaba hace unos días en este mismo foro. Para mí, Pago de los Capellanes desde el pasado día 30 de
enero, se convierte en algo más que una marca de vino, se convierte en un ejemplo: De vida y de cómo vivir, de cómo trabajar, de cómo
tratar a mis clientes, proveedores, empleados. De como poner los cimientos sobre los que construir el futuro de una empresa.
Este comentario denota:
1. Agradecimiento: Por confiar en mi bodega.
2. Humildad: Mi marca, por respetada que sea, no está por encima
del bien y del mal. Es difícil que me escojan. No soy el único y no estoy solo.
3. Respeto a la competencia: También hacen bien
las cosas y son susceptibles de ser elegidos en lugar de mi vino.
4. Afán de superación: El mercado no es estático, todo evoluciona a mí
alrededor y debo seguir mejorando para, por lo menos, no perder posiciones.
5. Lealtad: Para con sus clientes. Yo te doy lo mejor que soy
capaz de hacer, porque tú has confiado en mí producto. Tienes todo mi respeto y
te doy lo mejor que tengo.
Este es un ejemplo de otra forma de hacer las cosas.
Nos muestra como en el mundo de los negocios el camino correcto no es siempre
el más corto. Nos enseña que si trabajas desde los principios, desde los
valores y lo llevas a tu producto, a las relaciones profesionales de tu entorno, lo normal, es que las cosas te salgan bien
y, en algún momento del camino, disfrutes del reconocimiento que, a base de
hacer las cosas correctamente, has sembrado.
Para mí también demuestra que la ley más antigua de la
naturaleza, el principio de acción – reacción sigue siendo válido, y demuestra,
también, que nuestras decisiones son,
por lo general, emocionales y no racionales.
Para mi Pago de los Capellanes era, hasta el pasado
día 30 de enero, una buena marca y un buen vino. Desde ese día es, además, una
buena empresa de la que Vinos con Medalla y Pretextos
tratarán de aprender. Todo un ejemplo.A Mayte Santa Cecilia mi más sincera felicitación por la organización del evento. Pasé un buen rato y, como ves, saqué algunas conclusiones al margen de lo que fueron los vinos. Espero verte pronto en otra.
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